Selección de poemas del libro De atrásalante en su porfía , Visor Poesía (Colección Palabras de Honor), Madrid, 2009, con un diseño de Juan Vida, y Seix Barral, Buenos Aires, 2009, y Ediciones Era, México D.F., 2009.
—
– SiSi me ocurriese, si una noche viniera con saquitos
de justicia y absurda fuera
la ensoñación del mal, si acaso
el lento amor de la tiniebla no
tendiera sábanas de muerte
en mi lecho y el desposorio
con la vida de afuera se
entrara a paz y salvación,
si no hubiera pobrezas que
callan en la alameda larga
y gritan como un hueso roto
de mí en mí, si la caballa
del reloj cesara y los caminos
se abrieran para la barca que todos
navegamos en aguas heridas
y el tiempo se acostara sin doler,
si
—
Sentirlo mucho El que siempre me revisa el ser
es un otro disperso,
extraño. Dicta su lección
en una calle por
donde nunca pasé. ¿Quién lo conoce?
Cena conmigo, ignora
su no estarme, su traducción
a movimientos que no se dejan ver.
Me fui hace mucho de él, dejó huellas
en un vuelo tendido
entre pasados y futuros con fiebre.
Vean mi puño, el rayo
que le sacude las mareas
de la muerte que no murió,
de la vida que no vivió.
—
Sales
En la balanza hostil del que se mira
pesa mucho el trabajo
de no ver los fantasmas de sí.
Las manos de saberse, atadas.
La cabeza que inclina su ramaje
sobre el plato vacío es
algún clamor sin vino ni
esperanzas en fila contra
las despedidas del lenguaje.
Adiós dijo la palabra adiós
al que nunca habló en su vida
del obscurecer de los puentes
de sí a sí, parados en
fémures del tiempo.
En su lecho vacío
tembló la lengua pobrecita
con joyas de oro.
—
Pendientes Formas de amor pendientes
del amor, ahogadas
por amor. Ese delito se paga
sin premeditació ni gloria
en los blancos de la desnudez,
en apetitos que florecen
como sonidos del último vuelo.
La inversión de la despedida
que viene y va como pçajaro suelto
pide el fulgor de tu saliva fuera
de toda protección. El beso
es una conversación entre
lenguajes que cada uno persigue
ciego en las hierbas que
la noche deja crecer.
El amor de ser amado
nunca abandona su juventud.
Crece en
un árbol de oro. -A Mara
—
Vistas Mucho más que el encuentro es
el deseo incesante
que fabrica silencios.
El vacío no tiene solución,
tiembla entre
su continuidad y su ruptura.
La sangre
se mueve contra
las leyes del estar.
La piel que arde solita
orbita en universos, se
parece a un alma sin agua.
Los oceanos de la razón
son espejismos del sueño sin sueño.
Nunca les crece
la verde ramita de lo que no fue.
–